Crónica del XV Encuentro Nacional de Jóvenes Adoradores

“Corazón Eucarístico de Jesús, en Ti confío”

Aranda de Duero, 13 – 15 julio 2018

Escribo esta reseña del XV Encuentro Nacional de Jóvenes Adoradores celebrado en Aranda de Duero (Burgos), tras volver de venerar la reliquia de San Luis Gonzaga, patrón de la juventud católica. Y uno se pregunta cómo es posible que un joven de tan corta edad sea capaz de recorrer el camino de la santidad, lo que a muchos les supone una vida y si acaso, en tan poco tiempo. ¿Cómo se consigue amar de ese modo al Señor y trasmitirlo al resto? La respuesta es clara…

El Señor nunca se deja ganar en generosidad, y quién le entrega su vida, y sus horas en la Adoración, recibe el 100 por 1. Así se puede entender que haya jóvenes adoradores que sean capaces de superar el aparente obstáculo de la distancia y de las dificultades para lograr acudir a la llamada del Señor a compartir un nuevo Encuentro con hermanos de toda España. ¡No imagináis el entusiasmo y la alegría con que cada uno de ellos llegaba a Aranda de Duero! ¡Con muchísimas más ganas de dar que de recibir!

La tarde del viernes 13 de julio íbamos llegando todos los participantes a la casa de espiritualidad que las Hermanas Benedictinas custodian en Aranda. La acogida que nos regalaron durante todo el fin de semana fue como la que el mismo San Benito dispensaba a sus huéspedes. Fue muy bonito ver cómo todos nos saludábamos tan fraternalmente que no parecía que hubiera pasado un año sin vernos. Y es normal, al final todos estamos hermanados y nos encontramos cada vez que adoramos al Señor en la custodia o en el sagrario.

Antes de nada, fuimos a dar gracias por haber podido llegar todos sin problema hasta allí con las vísperas. Todos los actos litúrgicos pudimos celebrarlos en la acogedora capilla de las hermanas. Allí también terminamos el primer día de convivencia con la Eucaristía, la exposición del Santísimo (en la que pudimos descansar el alma antes que el cuerpo), el ofrecimiento del Encuentro Nacional a la Virgen María (como se ha convertido en costumbre para que nos lleve más directamente hasta su hijo) y el rezo de las completas.

El sábado comenzaba con las laudes y pronto nos poníamos manos a la obra para profundizar en el Corazón Eucarístico de Jesús, hilo conductor que nos habíamos propuesto para que guiara todo nuestro Encuentro. Para lograrlo contábamos, gracias a Dios, con muy buenos guías.

En primer lugar, tomó la palabra D. Julio de Pablos, rector de la Basílica Santuario de la Gran Promesa de Valladolid. Con él fuimos conscientes de que la devoción al Corazón de Jesús y su espiritualidad no es un accesorio más a la fe que podemos tener cada uno de nosotros. Es esencial a nuestro ser cristianos, porque nos acerca a la misma naturaleza de Dios, que es Amor. Así lo han atestiguado tantos apóstoles de ese Corazón que no es amado, como Santa Margarita María de Alacoque, y el propio magisterio de los Papas, tan riquísimo y por desgracia desconocido.

Dña. Pilar Álvarez, colaboradora de la misma Basílica, nos ayudó a ver cómo el Corazón de Cristo ha tenido una predilección especial por nuestro país, algo desconocido por la gran mayoría de sus habitantes, a través de la Gran Promesa que hizo al Beato Bernardo de Hoyos en Valladolid: «Reinaré en España, y con más veneración que en otras partes». Es al infravalorado padre Hoyos al que debemos tanta devoción popular en nuestra nación al Sagrado Corazón (representada de muchas maneras). Así mismo, con ella nos llenamos de ganas de realizar la Consagración al Corazón de Jesús, mientras nos iba desgranando las gracias que se reservan a los que la realizan. A buen entendedor…

Pudimos aprovechar también la mañana para cuestionarnos en grupos sobre la utilidad o actualidad de esta devoción y su relación con la Adoración Eucarística, que tan hondo nos toca. Fueron preciosas las conclusiones que veían cómo el mismo Corazón de Cristo es el que se hace presente en la Hostia consagrada. El Señor se nos da precisamente por Su Corazón, que arde en deseos de amor por nosotros. De ahí, la imperiosa necesidad que tenemos de acercarnos a ese Corazón herido.

La tarde fue igual de especial para todos. Acudimos al convento de las Hermanas de Iesu Communio en La Aguilera (Burgos). Y allí sorprende palpar tan de cerca la alegría contagiosa que da el saberse amado por Dios hasta el extremo de entregarse por mí. El poder hablar personalmente con ellas sin obstáculos y preguntarles sobre lo que uno lleva en su interior es una experiencia muy enriquecedora para el trato posterior con el Señor en su iglesia, donde siempre está expuesto. La guinda de ese pastel es la Virgen que acoge a todo peregrino, pero eso es mejor vivirlo en persona…

Nuestro particular encuentro con María lo pudimos disfrutar ante la Virgen de las Viñas, patrona de Aranda de Duero, y que esos días nos protegía bajo su manto. En su bonito santuario rezamos el rosario todos juntos y renovamos la consagración a su Inmaculado Corazón que habíamos podido hacer el Domingo de Ramos anterior unidos desde muchos lugares de España.

La noche del sábado al domingo, como ha sido desde el primer Encuentro de Jóvenes, quedó reservada única y exclusivamente para el Señor. Dios, que nos llama cada día a habitar en Su Corazón y a adorarlo para crecer en alegría y amor, sería el centro de la Vigilia de la Adoración Nocturna que comenzamos con la Santa Misa. Durante todo el Encuentro, y en mayor número durante la Vigilia, estuvimos acompañados de manera muy cercana y cariñosa por hermanos adoradores de Aranda e incluso del resto de la diócesis de Burgos. Los turnos se fueron sucediendo hasta el amanecer. Y en cada uno de ellos todos los jóvenes, que precisamente por Él habían venido, le entregaban su desvelo y su cansancio, pero también su vida y sus esperanzas.

Las caras de todos el domingo 16 por la mañana reflejaban esa enriquecedora paz que sólo Dios puede dar. Una alegría escondida que se fue derramando a largo de la noche en cada latido de Su Corazón acompañado y amado. Eso mismo se reflejó en los testimonios que fuimos compartiendo a lo largo de la mañana entre nosotros. Es imposible de imaginar cómo es capaz de tocar el Señor a una persona hasta que no la ves emocionarse al recordarlo. La experiencia vivida por cada uno en los tres días de Encuentro es lo que hace que sigamos viendo al Señor detrás de esta ocasión de convivencia adoradora.

La mañana también nos dio la oportunidad de compartir con D. Juan Manuel Melendo, viceconsiliario nacional de la A. N. E., lo que supone el Reinado que Cristo nos prometió. Un Reino de Amor que debemos fomentar entre todos para que ya se dé en este mundo. Él ya nos ha salvado con su sangre. ¿Por qué no empezar a disfrutarlo?

El punto y final del Encuentro fue la entrega de los valiosos «Detente» y la Misa de Clausura en la Colegiata de Santa María la Real de Aranda. Participamos de la misa dominical comunitaria para poder ser un sencillo testimonio de que la juventud sí sabe dónde buscar el sentido de su vida. Presidió la Eucaristía D. Fernando García, vicario general de Burgos, en representación de Monseñor Fidel Herráez, arzobispo de esta querida diócesis que nos había acogido en este año.

Precisamente D. Fidel nos dirigió unas palabras en una preciosa carta que fue leída al finalizar la celebración. Y fueron la mejor conclusión a nuestro XV Encuentro Nacional de Jóvenes Adoradores. «Es precisamente en la noche donde muchos de nuestros coetáneos buscan caminos de autenticidad y libertad. Qué hermoso descubrir que también hay jóvenes, como vosotros, que en medio de la noche, lugar de salvación y de revelación de tantos misterios, descubren esos caminos de libertad en Aquel Corazón que nos dijo: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida». Os animo en vuestro camino de búsqueda y de seguimiento del Señor».